jueves, 27 de septiembre de 2012

Florista


John William Waterhouse
Un puesto de flores



La Florista
Rafael Alberto Arrieta

En el café lloraban los violines
entre el cascabeleo de cristales.
-¿Flores, señor?. Hay rosas y jazmines...
musitaron dos labios musicales.

Hubo en la voz íntima dulzura
suavizadora del ofrecimiento,
que alcé la vista hacia la criatura
desde la ausencia de mi pensamiento.

Era una niña blanca, bella y fina
y, anémica, como una colombina
de labios rojos y óvalo amarillo,

y al ofrecerme el precio de su cena,
se fugaron las rosas del cestillo
hacia sus dos mejillas de azucenas.



Rafael Alberto Arrieta
escritor, poeta y crítico literario argentino
1889 - 1968



Bartolomé Esteban Murillo
1617 - 1682


Childe Hassam
Mercado de las flores


Edouard Vuillard
el florista


Edouard Cortés
Mercado de las flores de la Madeleine


Edouard Cortés
Mercado de las flores de la Madeleine



Antoine Blanchard
Mercado de las flores de la Madeleine


Maurice Prendergast
Mercado italiano de las flores


Mykola Pymonenko
Niña de las flores en Kiev


TC Steele
Mercado de flores


Pablo Picasso
Vendedora de flores


Childe Hassam
Niña de las flores


Diego Rivera
Vendedora de flores


Kasimir Malevich
1878 - 1935

4 comentarios:

edelia sanz dijo...

"Lloraban los violines", qué expresión más bella. Quizás los violines lloraban hacia fuera y la "niña anémica" lloraba hacia dentro.
¡Se puede llorar de tantas formas!
Un abrazo, amiga.

Clarissa Rodriguez dijo...

Mi querida Edelia.
Realmente impresiona el lenguaje, tan lleno de bellas metáforas.
Estoy de acuerdo contigo: se puede llorar de muchas formas, más allá de las lágrimas.

Dan ganas de llorar cuando vemos niños o niñas trabajando. Afortunadamente cada día aumenta la conciencia social y las políticas de protección a la infancia.

Un gran abrazo, querida amiga

Eva Ferrer dijo...

Me viene a la mente una canción que adoro de Silvio Rodriguez.

"Paula, pequeña hermanita niña sin jardín, por no tener flores sembraste una en ti.
Yo sé de las miles de suertes que corres, las flores silvestres, la flor sin jardín. Pero tan bien sé, que sequías y guerras, no pueden con una razón de vivir."
Un abrazo, amiga.

Clarissa Rodriguez dijo...

Eva, querida amiga, que hermoso y oportuno comentario con el gran Silvio Rodríguez.

Gracias por tu visita amiga

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