domingo, 31 de octubre de 2010

Flor del Aire - Gabriela Mistral

Gabriela Mistral, Profesora de escuela básica, ardiente defensora de los derechos de los niños y de la autonomía femenina. 
La complejidad de su obra retrata también la de su alma.

En lo personal me conmueve saber que fue abandonada por su padre cuando ella tenía 3 añitos y sin embargo reconoce en él su amor por las letras. Vivió alejada de Chile y construyó alrededor de ella una muralla de protección a su vida íntima, pero dentro de sus cosas más personales, de las que se ha hecho cargo ahora la Dirección Nacional de Bibliotecas Archivos y Museos de Chile, se encontró un puñado de tierra, de su amado Monte Grande - Valle del Elqui - Chile



La Flor del Aire
Transcribo el poema completo 
tal como fue publicado (1938) 
por Gabriela Mistral en su libro “Tala”
LA FLOR DEL AIRE 
 A Consuelo Saleva.
Yo la encontré por mi destino, 
de pie a mitad de la pradera,
gobernadora del que pase,
del que le hable y que la vea.

Y ella me dijo: -"Sube al monte.
Yo nunca dejo la pradera,
y me cortas las flores blancas
como nieves, duras y tiernas."

 Me subí a la ácida montaña,
busqué las flores donde albean,
entre las rocas existiendo
medio dormidas y despiertas.

 Cuando bajé, con carga mía,
la hallé a mitad de la pradera,
y fui cubriéndola frenética,
con un torrente de azucenas.

Y sin mirarse la blancura,
ella me dijo: "Tú acarrea
ahora sólo flores rojas.
Yo no puedo pasar la pradera."

 Trepé las peñas con el venado,
y busqué flores de demencia,
las que rojean y parecen
que de rojez vivan y mueran.


Cuando bajé se las fui dando
con un temblor feliz de ofrenda,
y ella se puso como el agua
que en ciervo herido se ensangrienta.

 Pero mirándome, sonámbula,
me dijo: "Sube y acarrea
las amarillas, las amarillas.
Yo nunca dejo la pradera."

Subí derecho a la montaña
y me busqué las flores densas,
color de sol y de azafranes,
recién nacidas y ya eternas.

Al encontrarla, como siempre,
a la mitad de la pradera,
segunda vez yo fui cubriéndola,
y la dejé como las eras.

 Y todavía, loca de oro,
me dijo: -"Súbete, mi sierva,
y cortarás las sin color,
ni azafranadas ni bermejas”

"Las que y yo amo por recuerdo
de la Leonora y la Ligeia,
color del Sueño y de los sueños.
Yo soy Mujer de la pradera."

Me fui ganando la montaña,
ahora negra como Medea,
sin tajada de resplandores,
como una gruta vaga y cierta.

Ellas no estaban en las ramas,
ellas no abrían en las piedras
y las corté del aire dulce,
tijereteándolo ligera.

Me las corté como si fuese
la cortadora que está ciega.
Corté de un aire y de otro aire,
tomando el aire por mi selva...

Cuando bajé de la montaña
y fui buscándome a la reina,
ahora ella caminaba,
ya no era blanca ni violenta;

Ella se iba, la sonámbula,
abandonando la pradera,
y yo siguiéndola y siguiéndola
por el pastal y la alameda.

Cargada así de tantas flores,
con espaldas y mano aéreas,
siempre cortándolas del aire
y con los aires como siega...

 Ella delante va sin cara;
ella delante va sin huella,
y yo la sigo todavía
entre los gajos de la niebla,

 Con estas flores sin color,
ni blanquecinas ni bermejas,
hasta mi entrega sobre el límite,
cuando mi Tiempo se disuelva...


Para muchos estos versos revelan su inclinación lésbica. Si fue así no hay prueba concreta alguna 
y si la hubiese ¿en qué cambia su poderosa obra?

Es dable suponer que ella no se sentía a gusto en la sociedad chilena de su época. Hay hechos concretos que justifican su actitud: por ejemplo Gabriela recibió el Nobel en el año 1945, mientras en Chile recién en 1951 recibe el Premio Nacional de Literatura. 


*******

Gabriela el día de su Primera Comunión



Monte Grande - Valle del Elqui - Chile 1938
Diploma del Premio Nobel de Gabriela Mistral, año 1945
“Después de muchos años, cuando yo sea un montoncito de polvo callado, jugad conmigo, con la tierra de mis huesos. Si me recoge un albañil, me pondrá en un ladrillo, y quedaré clavada para siempre en un muro, y yo odio los nichos quietos. Si me hacen ladrillo de cárcel, enrojeceré de vergüenza oyendo sollozar a un hombre; y si soy ladrillo de una escuela, padeceré también por no poder cantar con vosotros, en los amaneceres. 
Mejor quiero ser el polvo con que jugáis en los caminos del campo. Oprimidme: he sido vuestra; deshacedme, porque os hice, pisadme, porque no os di toda la verdad y toda la belleza. O, simplemente, cantad y corred sobre mí, para besaros los pies amados.”  
(Tomado de "Antología de poesía y prosa de Gabriela Mistral". Jaime Quezada, sel. y prólogo. Santiago de Chile: Fondo de Cultura Económica, 1997)


miércoles, 27 de octubre de 2010

Flores Inolvidables




Trabajos del Maestro Naoki Sasaki
una dimención nueva para un arte muy antiguo


La Flor del Aire
Gabriela Mistral


Yo la encontré por mi destino,
de pie a mitad de la pradera,             
gobernadora del que pase,
del que le hable y que la vea.
Y ella me dijo: "Sube al monte.             
Yo nunca dejo la pradera,
y me cortas las flores blancas
como nieves, duras y tiernas."
   Me subí a la ácida montaña,
busqué las flores donde albean,
entre las rocas existiendo             
medio dormidas y despiertas.
Cuando bajé, con carga mía,
la hallé a mitad de la pradera,             
y fui cubriéndola frenética,
con un torrente de azucenas.
Y sin mirarse la blancura,
ella me dijo: "Tú acarrea
ahora sólo flores rojas.             
Yo no puedo pasar la pradera."
Trepe las penas con el venado,
y busqué flores de demencia,             
las que rojean y parecen
que de rojez vivan y mueran.


sábado, 23 de octubre de 2010

Poesía Urbana en Imágenes


Dichosos los que reconocen su necesidad espiritual, pues el reino de Dios les pertenece


Dichosos los que están tristes, pues Dios les dará consuelo


Dichosos los de corazón humilde, pues recibirán la tierra que Dios les ha prometido


Dichosos los que tiene compasión de otros, pues Dios tendrá compasión de ellos


Dichosos los de corazón limpio pues ellos verán a Dios


Dichosos los que procuran la paz,  pues Dios los llamará hijos suyos


Por lo tanto, yo les digo: no se preocupen por lo que han de comer o beber para vivir, ni por la ropa que han de ponerse. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que el vestido?

Palabras de Jesús
(cf.,Mateo 5 y 6)

Fotos Con Claridad – Calle Patzke y Av. Caupolicán de Temuco, Chile


Los murales corresponden a trabajos de la Agrupación Alapinta, proyecto Fondart "El mural: hacia la construcción del imaginario colectivo de la ciudad de Temuco" - Barrio Tucapel


miércoles, 20 de octubre de 2010

Puertas



Poema Canción
Juan Guzmán Cruchaga

Alma, no me digas nada,
que para tu voz dormida
ya está mi puerta cerrada.
Una lámpara encendida
espero toda la vida tu llegada.
Hoy…
la hallarás extinguida.
Los fríos de la otoñada
penetraron por la herida
de la ventana entornada.
Mi lámpara estremecida
dio una inmensa llamarada.
Hoy…
la hallarás extinguida.
Alma…no me digas nada
que para tu voz dormida
ya está mi puerta cerrada.


Imagen: The Gates de Christo, en Central Park, de New York
Esta Instalación consistente en 7503 pórticos de metal pintado de bermellón soportando banderolas de tela del mismo color, que se extendieron a lo largo de 37 kilómetros, se concretó entre el 12 y el 27 de febrero de 2005

martes, 19 de octubre de 2010

Verde y Lluvioso

Fragmentos - "Confieso Que He Vivido" - Memorias de Pablo Neruda

“Quien no conoce el bosque chileno, no conoce este planeta.
De aquellas tierras, de aquel barro, de aquel silencio, he salido yo a andar, a cantar por el mundo.

INFANCIA Y POESÍA
Comenzaré por decir, sobre los días y años de mi infancia, que mi único personaje inolvidable fue la lluvia. La gran lluvia austral que cae como una catarata del Polo, desde los cielos del Cabo de Hornos hasta la frontera. En esta frontera, o Far West de mi patria, nací a la vida, a la tierra, a la poesía y a la lluvia.



Mi padre era el conductor del tren. Se había acostumbrado a mandar y a obedecer. A veces me llevaba con él. Picábamos piedra en Boroa, corazón silvestre de la frontera, escenario de los terribles combates entre españoles y araucanos.
La naturaleza allí me daba una especie de embriaguez. Me atraían los pájaros, los escarabajos, los huevos de perdiz. Era milagroso encontrarlos en las quebradas, empavonados, oscuros y relucientes, con un color parecido al del cañón de una escopeta. Me asombraba la perfección de los insectos. Recogía las "madres de la culebra". Con este nombre extravagante se designaba al mayor coleóptero, negro, bruñido y fuerte, el titán de los insectos de Chile. Estremece verlo de pronto en los troncos de los maquis y de los manzanos silvestres, de los copihues, pero yo sabía que era tan fuerte que podía pararme con mis pies sobre él y no se rompería. Con su gran dureza defensiva no necesitaba veneno.



Fui creciendo. Me comenzaron a interesar los libros. En las hazañas de Búfalo Bill, en los viajes de Salgari, se fue extendiendo mi espíritu por las regiones del sueño. Los primeros amores, los purísimos, se desarrollaban en cartas enviadas a Blanca Wilson. Esta muchacha era la hija del herrero y uno de los muchachos, perdido de amor por ella, me pidió que le escribiera sus cartas de amor. No recuerdo cómo serían estas cartas, pero tal vez fueron mis primeras obras literarias, pues, cierta vez, al encontrarme con la colegiala, ésta me preguntó si yo era el autor de las cartas que le llevaba su enamorado. No me atreví a renegar de mis obras y muy turbado le respondí que sí. Entonces me pasó un membrillo que por supuesto no quise comer y guardé como un tesoro. Desplazado así mi compañero en el corazón de la muchacha, continué escribiéndole a ella interminables cartas de amor y recibiendo membrillos.
Los muchachos en el liceo no conocían ni respetaban mi condición de poeta. La frontera tenía ese sello maravilloso de Far West sin prejuicios. Mis compañeros se llamaban Schnakes, Schlers, Hausers,Smiths, Taitos, Seranis. Eramos iguales entre los Aracenas y los Ramírez y los Reyes. No había apellidos vascos. Había sefarditas: Albalas, Francos. Había irlandeses: Me Gyntis. Polacos: Yanichewkys. Brillaban con luz oscura los apellidos araucanos, olorosos a madera y agua: Melivilus, Catrileos.


Combatíamos, a veces, en el gran galpón cerrado, con bellotas de encina. Nadie que no lo haya recibido sabe lo que duele un bellotazo. Antes de llegar al liceo nos llenábamos los bolsillos de armamentos. Yo tenía escasa capacidad, ninguna fuerza y poca astucia. Siempre llevaba la peor parte. Mientras me entretenía observando la maravillosa bellota, verde y pulida, con su caperuza rugosa y gris, mientras trataba torpemente de fabricarme con ella una de esas pipas que luego me arrebataban, ya me había caído un diluvio de bellotazos en la cabeza. Cuando estaba en el segundo año se me ocurrió llevar un sombrero impermeable de color verde vivo. Este sombrero pertenecía a mi padre; como su manta de castilla, sus faroles de señales verdes y rojas que estaban cargados de fascinación para mí y apenas podía los llevaba al colegio para pavonearme con ellos
Esta vez llovía implacablemente y nada más formidable que el sombrero de hule verde que parecía un loro. Apenas llegué al galpón en que corrían como locos trescientos forajidos, mi sombrero voló como un loro. Yo lo perseguía y cuando lo iba a cazar volaba de nuevo entre los aullidos más ensordecedores que escuché jamás. Nunca lo volví a ver.”

Fotos - Con Claridad - Camino a Botrolhue - domingo nostálgico de primavera ... con lluvia



Sin lugar a dudas Temuco urbano de hoy está lejos de la descripción poética antigua del poeta. Esa evocación tomada de sus memorias, ya había pasado por el tamiz del tiempo y la nostalgia.

Temuco, capital de la Araucanía, cuenta con una moderna infraestructura, una arquitectura contemporánea y centros comerciales que la definen como una importante ciudad de la zona sur de Chile.


Quizás hoy Pablo Neruda estaría feliz reuniéndose con grupos universitarios. (Universidad de la Frontera, Universidad Católica de Temuco, Universidad Autónoma de Chile (ex-Autónoma del Sur), Universidad Mayor, Universidad Santo Tomás de Chile, Universidad Tecnológica, entre otras) y se sorprendería al ver que sus amadas locomotoras hoy son objetos de museo, el Museo Ferroviario Pablo Neruda de Temuco.

Estoy segura que disfrutaría mucho en el Mercado Municipal, con su inconfundible olor a maderas y a merkén, saludando a la gente de la tierra. En fin, hay muchos lugares que lo sorprenderían: el Teatro Municipal y la Plaza de las Artes, el Hotel Casino Dreams Temuco, las esplendidas autopistas, los accesos maravillosos a la zona lacustre y toda esa poderosa y verde naturaleza circundante.

Sólo la lluvia sigue igual, “fina, grácil, leve” como la describe Carlos Pezoa Véliz en su “Tarde en el Hospital” o como lo hace Neruda en forma “implacable”.



jueves, 14 de octubre de 2010

Himno a la Alegría - Himno a la Vida

"Himno a la Alegría"
es una composición de Amado Regueiro Rodríguez basada en el último Movimiento de la 9º sinfonía de Ludwig van Beethoven

(fragmento del Himno a la alegría)

  Escucha hermano
la canción de la alegría,
el canto alegre del que espera
un nuevo día.
Ven, canta, sueña cantando
vive soñando el nuevo sol,
en que los hombres
volverán a ser hermanos.

Si en tu camino solo existe la tristeza
y el llanto amargo
de la soledad completa,
ven, canta, sueña cantando,
vive soñando el nuevo sol
en que los hombres
volverán a ser hermanos.

Si es que no encuentras
la alegría en esta tierra,
búscala hermano más allá
de las estrellas.
Ven, canta, sueña cantando,
vive soñando el nuevo sol,
en que los hombres
volverán a ser hermanos."

 
 Chile hoy celebra la Vida, el Trabajo en Equipo, la Solidaridad y la Grandeza del Espíritu Humano.
El Temple, la Paciencia, la Perseverancia, la Fe y el Amor han cobrado protagonismo mostrando cuán importante son como cualidades humanas, en la convivencia y a la hora de enfrentar la adversidad.
Aun queda mucho por hacer en el terreno de la Prevención de Riesgos y el Autocuidado para conseguir que estos valores sean parte de nuestra cultura, parte de nuestra manera de vivir y trabajar.

Me uno a la celebración de la Vida con una sencilla oración ¡Gracias Dios por el don de la vida!


(fotos EMOL)

martes, 12 de octubre de 2010

De Oraciones y Milagros


Desde la histórica frase "Estamos bien en el refugio los 33"
han pasado ya más de 2 meses.

Esta poderosa frase que "salió de las entrañas de la tierra"
(dicho por el presidente Sebastian Piñera, el 22 de agosto 2010)
ha movido voluntades,
convocado expertos rescatistas,
mantiene encendida la espera de las familias
y ha ido generando una creciente expectación
en el mundo entero que observa.

Son muchas las historias de vida y sin embargo creo no equivocarme al afirmar que cada uno de los 33 mineros ha cambiado sus paradigmas y su horizonte de prioridades.
Como ejemplo cito la frase
"Cuando salga, compramos el vestido y nos casamos"
(Esteban Rojas, uno de los 33, a su esposa Jessica con quien sólo se casó por el civil)


Del mismo modo milagroso como el desierto florece,
regalando en cada capullo una belleza inesperada,
desde el fondo de la tierra surge este milagro de supervivencia,
milagro que aglutina los corazones en una sola emoción vibrante.


Son muchas las plegarias, las oraciones, el ruego por la vida de los 33 mineros de la mina San José en la región de Atacama. Con ellas se fue tejiendo este manto de oraciones que abrigó a las familias que han permanecido en el desierto, aun bajo la fría camanchaca.
El mismo que cubrió a los mineros y cuya sombra benéfica revitaliza nuestra propia fe.


 Esta oración colectiva ha llamado a la puerta de un Dios que es real. Aquel que conoce la intención del corazón. El Dios Nuestro, el Todopoderoso, el Padre de Misericordia.


Cierta vez en el pueblo del rabino Baal Shem Tov sucedió un milagro: el rio se desbordó y el agua, que avanzaba amenazaba con destruirlo todo a su paso, se detuvo milagrosamente a la entrada del poblado sin dañar nada, sin lastimar a nadie.
Baal Shem Tov agradeció a Dios el milagro, y esta vez El le contestó:
-la plegaria se Shmuel me conmovió… -dijo  el Señor
El gran rabino fue a ver a Shmuel, a quien todos tenían por el tonto del pueblo.
-¿Qué oración dirigiste al buen Dios el día en que se  desbordó el rio?- le preguntó después de agradecerle lo que había hecho por todos.
-No sabía qué palabras usar –dijo Shmuel-, de hecho no tenía conmigo el libro de las oraciones y tampoco hubiera sabido cuál elegir… Así que recité el abecedario y le dije al Todopoderoso: “Aquí están todas las letras, Señor, acomódalas y construye con ellas la mejor plegaria para pedirte que protejas a este pueblo” (Cuento de Jorge Bucay)

las imágenes están tomadas de EMOL

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