sábado, 5 de marzo de 2011

Punto de Inflexión

"… toda experiencia es un arco a través del cual
se vislumbra un mundo ignoto, cuyo horizonte huye
una y otra vez cuando avanzo"
fragmentos del poema ULISES de Alfred Tennyson



He allí el puerto; el barco hincha la vela:
crecen las sombras en los anchos mares. Marineros míos,
almas que os habéis afanado y forjado junto a mí,
que conmigo habéis pensado, que con ánimo de fiesta
habéis recibido el sol y la tormenta y les habéis
opuesto frentes y corazones libres: sois viejos como yo;
con todo, la vejez tiene su honor y sus esfuerzos;
la muerte todo lo clausura: pero algo antes del fin
ha de hacerse todavía, cierto trabajo noble,
no indigno de hombres que pugnaron con dioses.


Ya se divisa entre las rocas un parpadeo de luces:
se apaga el largo día: sube lenta la luna: muchas voces
rodean los hondos gemidos. Venid, amigos míos,
aún no es tarde para buscar un mundo más nuevo.
Desatracad, y sentados en buen orden amansad
las estruendosas olas; pues mantengo el propósito
de navegar hasta más allá del ocaso, y de donde
se hunden las estrellas de occidente, hasta que muera.

 

Puede que nos traguen los abismos: puede
que toquemos al fin las Islas Felices y veamos
al grande Aquiles, a quien conocimos. Aunque
mucho se ha tomado, mucho permanece; y si bien
no somos ahora aquella fuerza que en los viejos tiempos
movía tierra y cielo, somos lo que somos;
un parejo temple de corazones heroicos, debilitado
por el tiempo y el destino, mas fuerte en voluntad
para esforzarse, buscar, encontrar y no rendirse.


Ulises, el héroe del poema épico de Homero, en la voz de Alfred Tennyson, es inquietante. Escrito originalmente en inglés, existen diversas traducciones que quizás no tengan la belleza fonética del original, pero logran transmitir la fuerza y el espíritu de quien nos conduce al filo de un viaje sin regreso. Hay algo sublime en estos versos que nos van conectando  con nuestras propias inquietudes, aquellas más antiguas y profundas que yacen en la soledad del alma. Una sed insaciable de riesgo y de lo nuevo. No hay sosiego, ni descanso. Es el buscador y la adictiva adrenalina del peligro.

En esa búsqueda ¿Dónde está el límite?

¿Es, acaso, la tentación que subyace en Adán desde el Génesis?

Por otra parte, me recordó la tentación de Jesús. Aquella que se le plantea, cuando es llevado al pináculo del Templo: “si eres Hijo de Dios, tírate abajo”  lánzate al vacio… “pues, a sus ángeles mandará acerca de ti y en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra”

Sin olvidar que Ulises es ya un anciano cuando habla, su espíritu temerario y la pasión por la vida continua resonando: “Aunque mucho se ha tomado, mucho permanece”.
Para mí también, hay mucho por hacer y mucho, mucho más que ver.

Las imágenes corresponden 
a esculturas en madera 
de Willy Verginer 

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