Y recordar que el tiempo es otro río,
Saber que nos perdemos como el río
Y que los rostros pasan como el agua."
Saber que nos perdemos como el río
Y que los rostros pasan como el agua."
Jorge Luis Borges
Eran los primeros días del invierno.
Una espesa y fría niebla lo invadía todo, limitando la visión y asfixiando en su abrazo a quien osara salir a la calle.
El largo arco del puente era una ficción sumida en la bruma hasta que se caminaba en él como en una cornisa colgando en la nada.
El tránsito era lento e intermitente y los automóviles emergían de la niebla cual dragones de ojos brillantes y miopes, averiguando su camino.
Justo llegando al centro del puente, por un momento, dejaron de aparecer y todo quedó en un algodonado silencio mientras la niebla borraba cualquier sonido de la ciudad.
Justo llegando al centro del puente, por un momento, dejaron de aparecer y todo quedó en un algodonado silencio mientras la niebla borraba cualquier sonido de la ciudad.
Y entonces, los lindes de la realidad y la fantasía se diluyeron
dejando la ilusión de caminar en el aire.
dejando la ilusión de caminar en el aire.
Delante y Atrás pasaron a ser sólo conceptos y de no ser por los pies bien firmes sobre el pavimento, Arriba y Abajo también lo hubieran sido.
A escasos metros, el puente desaparece como el tiempo en el Pasado. Los pasos dados, las cosas conocidas han desaparecido, son un recuerdo. Hacia Delante, una ligera incertidumbre imita el Futuro;
Abajo sólo tus pies posados en este trozo de Presente. Es todo lo que tienes, este suelo, este momento.
Arriba el sol apenas visible es una moneda blanquecina perdida a Caronte.
Abajo sólo tus pies posados en este trozo de Presente. Es todo lo que tienes, este suelo, este momento.
Arriba el sol apenas visible es una moneda blanquecina perdida a Caronte.
Estás solo, dueño de un breve Presente
¿Qué harás?
Al otro lado del puente, el Mundo seguía ahí.
La niebla era menos densa conforme se alejaba del puente.
La niebla era menos densa conforme se alejaba del puente.
De pronto, quizá un pájaro de alto vuelo verá una larga serpiente blanca, recostada en los meandros del río. Es la niebla que en un rato más se alzará a las alturas para marcharse oculta en una nube.
Pero la niebla siempre vuelve y otro día atrapará
en un sueño instantáneo
a otro viajero en
el arco de
su puente.
"Puente en las Nubes" - texto inédito de Celso Winter Soto
imágenes:
Eiko Ojala
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