viernes, 17 de junio de 2011

Junto al Mar

Se Canta al Mar
Nicanor Parra

"Mariscando"

Nada podrá apartar de mi memoria
la luz de aquella misteriosa lámpara,
ni el resultado que en mis ojos tuvo
ni la impresión que me dejó en el alma.
Todo lo puede el tiempo, sin embargo
creo que ni la muerte ha de borrarla.
Voy a explicarme aquí, si me permiten,
con el eco mejor de mi garganta.
Por aquel tiempo yo no comprendía
francamente ni cómo me llamaba,
no había escrito aún mi primer verso
ni derramado mi primera lágrima;
era mi corazón ni más ni menos
que el olvidado kiosko de una plaza.
Mas sucedió que cierta vez mi padre
fue desterrado al sur, a la lejana
Isla de Chiloé donde el invierno
es como una ciudad abandonada.
Partí con él y sin pensar llegamos
a Puerto Montt una mañana clara.
Siempre había vivido mi familia
en el valle central o en la montaña,
de manera que nunca, ni por pienso,
se conversó del mar en nuestra casa.
Sobre este punto yo sabía apenas
lo que en la escuela pública enseñaban
y una que otra cuestión de contrabando
de las cartas de amor de mis hermanas.
Descendimos del tren entre banderas
y una solemne fiesta de campanas
cuando mi padre me cogió de un brazo
y volviendo los ojos a la blanca,
libre y eterna espuma que a lo lejos
hacia un país sin nombre navegaba,
como quien reza una oración me dijo
con voz que tengo en el oído intacta:
"Este es, muchacho, el mar". El mar sereno,
el mar que baña de cristal la Patria.
No sé decir por qué, pero es el caso
que una fuerza mayor me llenó el alma
y sin medir, sin sospechar siquiera,
la magnitud real de mi campaña,
eché a correr, sin orden ni concierto,
como un desesperado hacia la playa
y en un instante memorable estuve
frente a ese gran señor de las batallas.
Entonces fue cuando extendí los brazos
sobre el haz ondulante de las aguas,
rígido el cuerpo, las pupilas fijas,
en la verdad sin fin de la distancia,
sin que en miser moviéraseun cabello, 
¡Como la sombra azul de las estatuas!
Cuánto tiempo duró nuestro saludo
no podrían decirlo las palabras.
Sólo debo agregar que en aquel día
nació en mi mente la inquietud y el ansia
de hacer en verso lo que en ola y ola
Dios a mi vista sin cesar creaba.
Desde ese entonces data la ferviente
y abrasadora sed que me arrebata:
Es que, en verdad, desde que existe el mundo,
la voz del mar en mi persona estaba.


"Niño taimado"


"Concepción"

Junto al Mar
Para Roberto - Mi hermano


Roberto - Mi hermano

Éramos muy niños cuando nuestro padre nos llevo a conocer el mar.  Y la fascinación de ese primer encuentro no se nos olvida.
Roberto ha dicho: "El mar me cautivó…” y no lo pongo en duda.
Nos pasa algo similar a lo que relata Nicanor Parra. Cuando estamos frente al mar,  nos damos cuenta que su voz ha estado siempre en nuestro corazón.

Roberto vive junto al mar (en la V Región). Su espíritu travieso se ha hecho amigo de las olas y los juegos de gaviotas. 
En su barquito de papel, él  va de la mano de Noemí y nos acoge a todos, a sus hijos, a sus hermanos cercanos y a sus hermanos del alma. Mira que todos estén contentos y “atendidos”, prodigando su cariño y su ternura con una generosidad  aprendida del océano.

Roberto, ¡mi muy querido Roberto!
Junto al mar, se canta, se evoca, se respira inmensidad.
Yo te he traído una canción para seguir soñando con ese mundo idílico, donde tú eres un héroe. Y también para recordar a nuestro Padre.




Nicanor Parra

Benito Rebolledo Correa, pintor nacido en Curicó, Chile, el 3 de agosto de 1881
Falleció en Santiago de Chile, el 29 de junio de 1964


4 comentarios:

Celso dijo...

Muy entretenida la lectura de Nicanor Parra. Y los recuerdos de la primera vez junto al mar, donde "se respira inmensidad". Esa frase casi resume lo que (ya sabes) escribí. No recuerdo la primera vez que vi el mar, pero fue con mis padres. Lo mas lejano en la infancia es el recuerdo de correr y dar volteretas en la arena caliente, en lo que supongo fue un infantil ataque de locura "marinera". De todas formas, muy bonito lo que has puesto. Hace sentir que hay un algún eco, algun sentimiento, alguna similitud en el alma de alguien mas...

Clarissa Rodriguez dijo...

Hola Sr W!
Muchas veces se producen estas singulares "coincidencias". Me pasó que recibí el texto de tu autoría "Divagaciones Frente al Mar", también en esos días recibí la foto de Roberto y además vi en El Mercurio que se estaban exponiendo, en Santiago, pinturas de Benito Rebolledo.
Lo demás es muy obvio.

De Roberto todo es especial. Siempre he pensado que Dios lo tiene como uno de sus hijos “regalones”. El año que murieron nuestros padres, Roberto estuvo muy enfermo, tuvo una cirugía cardiaca y a su estado convaleciente se sumó la tristeza del duelo.
Sin embargo, y esto es lo especial: Dos años más tarde nació su único hijo varón, con varios años de diferencia respecto a sus hijas mayores. Robertito nació un día 11 de diciembre, que es el mismo día del fallecimiento de nuestro padre. Así, una fecha tan triste se ha transformado en una celebración. ¿No es irónico?
Para mi es como una dulce ironía de Dios.

Gracias por tus aportes W!

Roberto Emeterio dijo...

CLARISA...
Hermana mia de mi. Gracias por la foto, me encantan tus comentarios y la seleccion de imagenes que usas en tu blog.
Del mar disfrutamos los gratos recuerdos y vivimos la abundancia de la misericordia divina que va mas allá de la inmensidad del mar.
GRACIAS POR TU TIEMPO DEDICADO AL ARTE DE LAS PALABRAS.
¡¡ BENDICIONES!!!!!
...Tanto para ti como para todos los que gocen tus paginas.
Un abrazo desde Viña del Mar.
(Vivo en Limonares, jijijiji..mas cerca del mar.)

Clarissa Rodriguez dijo...

Roberto, en este día tan especial para mi, me he sentido muy feliz con tu comentario.
Gracias querido, mi muy querido Roberto.

Espero que pronto nos reunamos junto al mar, en Limonares, en Viña o en Nehuentue y Puerto Saavedra.
Un gran abrazo!

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...