lunes, 11 de marzo de 2013

Viajar


Bon Voyage
Catherine Abel
sitio


Viajar
Gabriela Mistral
(fragmento)

“¿Existe un místico del viaje? Para mí el místico es el que a cada hora saborea el cielo como de nuevo. Santa Teresa va de un éxtasis al otro como un sembrador por diversas calidades de suelo fértil. No se fatiga porque sigue hincándose en la experiencia como en un fruto que tuviese capa a capa sabores diferentes. El místico del viaje ha tomado la tierra por cielo. Entiende en calidades del aire, hace jerarquías de paisajes con la tierra de llanura, la de montaña y la de colinas; ha aprendido a atisbar semblantes y tiene no sé qué goce de bibliófilo, con la diferencia sobrenatural de la cara de los hombres.
Viajero de ojo sin vulgaridad de Kodak, sabrá que las grandes ciudades se parecen en su fatalidad de receptáculos internacionales y que sólo las menores y las medianas contienen el camino de la virtud esencial. Así preferirá los Asís a Perugia y un Toledo a los Madrides, y un Orleáns y un Rouen, un Avignon o una Carcassone juntos, a París.
Viajero rico, pero rico sin necesidad, pensará que camina para elegir paisaje donde envejecer y morirse, según el consejo de Nietzsche: "Una de las cosas que el hombre debería saber en la juventud, es qué clima y qué panorama necesitan su cuerpo y su alma".
Escuela de humildades es el viaje. Desembarcar sin abrazos, ser en el hotel una cifra como en el presidio; transformarse en dato de pasaporte para una alcaldía y no tener nostalgias de individualizaciones ni de privilegio local, resulta a la larga más útil para perder vanidad que una lectura de Marco Aurelio. Y escuela para aprender quiénes verdaderamente nos hacen falta en el mar o el paisaje, el comentario de cuál amigo servía para las catedrales y cuál paciencia de compañera ayudaría en los "Cuidados pequeños", que decía Rubén. Escuela para descubrir qué ausentes faltan efectivamente, haciéndonos dolor.
Sólo que el viaje da vicios revueltos con virtudes. Da la costumbre del olvido. Nada penetra en nosotros sin desplazar algo: la imagen nueva se disputa con la que estaba adentro, moviéndose con desahogo de medusa en el agua; después la cubre como una alga suavemente, sin tragedia. Viajar es profesión del olvido. Para ser leal a las cosas que venimos a buscar, para que el ojo las reciba como al huésped, espaciosamente, no hay sino el arrollamiento de las otras. Por eso alguno dijo que el viaje de novios debería preceder, y no seguir, a la terrible ceremonia. Cada uno se echaría a andar tres años para saber si tiene armazón de plesiosaurio su juramento...
Pero el viaje debería ser, mejor, la entrega al azar, una religiosa dación al destino de dorso vuelto. Que, como las islas de Ulises, salta de pronto ante nuestros ojos el objeto providencial del viaje, que no sospechábamos, y que lo adoptemos, sea eso, para el inmigrante, lote en Entre Ríos o, para el joven, pasión de la Victoria de Samotracia en el Louvre. 
En el año, no ya 2000 sino 2500, se podrá viajar así. El confiarse al mar se parecerá a la entrega sin designio propio a la voluntad de Dios. El mozo irá lejos a saber lo que es mejor para su alma, artesanía, mecánica o letras. El viaje aconsejará como el sueño enseña a algunos iluminados. Le señalará oficio, país y mujer. Le diría si es italiano y deberá aprender su Dante en Florencia, si platero y vivir unos años en fundición de Toledo. 0 si, sencillamente, es de su tierra, y no puede aprender nada sino moviéndose en la divina dulzura de lo suyo.”

Junio 1927

Prosa poética de Gabriela Mistral.
Fragmento de "Viaje" en "Gabriela anda por el mundo"



El retorno del viaje
James Tissot
1836 - 1902




Luna de miel
Alfred James Dewey
1874 - 1958



Bon voyage
Jacci Osborn



Puerto Odessa
I.A. Strelkovskaja



A bordo
Henry Bacon
1839 - 1912



Pensamientos distantes
Henry Bacon
1839 - 1912



Salida del puerto de New York
Henry Bacon
1839 - 1912



El barco de los inmigrantes
John Charles Dollman
1851 - 1934


Nueces
Andrey Remnev
sitio



2 comentarios:

Beatrice dijo...

¡Qué bello texto el de nuestra Gabriela! y me encantó el cuadro Luna de miel.

Un abrazo, amiga y ¿adivinas donde quiero ir?

Clarissa Rodriguez dijo...

Gracias Beatriz por tu visita.

Realmente el texto de Gabriela es bellísimo y lleno de referencias muy reconocibles. Ella sabía mucho de viajes.

Ya sabemos donde quieres ir porque como dice el santo Evangelio:
"allí donde está vuestro tesoro, está también vuestro corazón"

Tu tesoro tendrá tiempo para saber qué clima y qué panorama necesitan su cuerpo y su alma".
Lo más probable es que finalmente quiera volver a la divina dulzura de lo suyo

Un gran agrazo querida amiga

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