domingo, 9 de octubre de 2011

Insolación


Retrato de la hija del artista, Julie Manet -  Berthe Morisot

Femme assise sur un banc dans un jardin - Georges D'Espagnat

Summer - Sir John Lavery

Insolación
Iván Bunin
(1870-1953)
Cuando llegué al lugar de la cita, ella no estaba. Hacía calor y la plaza permanecía desierta. Anduve unos pasos hacia la derecha buscándola con cierta ansiedad y luego los deshice para otear al otro lado. Pensé que quizá la encontraría bajo la sombra de algún árbol protegiéndose de un sol de justicia que caía a plomo a las cinco de la tarde.
Y entonces, descubrí su silueta; recogidas las piernas sobre el banco en el que estaba sentada, alzó la mano y al cabo de unos segundos se levantó y echó a correr hacia mí para fundirnos en un abrazo. La acompañé hasta el banco en el que había dejado el libro que estaba leyendo y, tras comentarlo brevemente, iniciamos una larga conversación sobre Literatura y Pintura. Resultó extraño porque no era la primera vez que nos enredábamos en esa madeja, y, sin embargo, hacía una hora "ni siquiera sospechaba de su existencia". Era como si hubiera nacido para mí en ese instante. Me propuso visitar alguna pinacoteca, pero entonces el azul con que adornaba sus ojos, a juego con el vestido, me había embaucado y no quise perder la ocasión de seguir contemplándolos el tiempo que fuera posible. 
Después le propuse tomar algo y ella aceptó. Nos acomodamos en una mesa a la sombra de una acacia y proseguimos la conversación, esta vez vertida en aspectos más personales mientras saboreaba una cerveza. Ella prefirió un helado que se tomó sin ninguna prisa hasta dejar que se derritiera sobre el plato. Durante un tiempo que no podría precisar, la tarde se llenaba de voces y ajetreo y comencé a perder contacto con la realidad, me sentí ficción, inquietante ficción a su lado y quizá yo no era quien soy en realidad ni ella fuera quien yo quería que fuese.
Lamenté no tomar sus manos entre las mías, no ceñir su cintura mientras paseábamos por la umbría vereda. Recuerdo que me pidió un beso y, al rozar sus mejillas, levantó el vuelo y se mezcló entre las notas de un redentor y melancólico saxo que entonaba una balada.


Esa tarde fui consciente de que "lo que había pasado allí, no había pasado antes ni sucedería de nuevo". Fui "consciente de haber envejecido diez años".


La débâcle - Theodore Robinson


Georges D'Espagnat

Albert  Anker

The favourite poet - Sir Lawrence Alma-Tadema

El libro rojo - Sir John Lavery

Auguste Macke

Retrato de EG Mamontova leyendo - Ilya Repin

Retrato de Natasha Nesterova - Mikhail Nesterov

Etienne Adolphe Piot

Pietro Antonio Rotari


Eva Hollyer

Iván Bunin, escritor ruso 
Premio Nobel de Literatura en 1933
Este relato lo encontré en Insolación 



2 comentarios:

Celso dijo...

Muy bonito, como siempre. Este relato tiene la fugasidad de esos momentos en que el tiempo ojalá hiciera un alto, del instante inasible, en que las cosas sencillas se vuelven tesoros si lo compartes con la persona amada, (¿Que tal una pleche con plátano en el Pinky? ... del Temuco antiguo). Las citas, las esperas y las largas despedidas, aunque sea sólo "hasta mañana"... Quien no ha amado y vivido esos momentos, no ha vivivo...

Cariños...

W.-

Clarissa Rodriguez dijo...

El amor para este autor es como una estrella fugaz. Un momento, un sueño, una ilusión breve pero no menos intensa y apasionada.

Si lo pienso, también la vida es así.
El recientemente fallecido Steve Jobs dijo: "...la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado nunca de ella. Y así es como debe ser, porque la muerte es posiblemente el mejor invento de la vida. Es el agente de cambio de la vida. Retira lo viejo para hacer sitio a lo nuevo"

Sr. W que bueno es saber que estás ahí!
(como sabrás, Pinky ya no existe)

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