domingo, 12 de diciembre de 2010

Historia de Tres Árboles



The Memory of the Trees ( La memoria de los Árboles) 
"La Memoria de los Árboles" es una canción de Enya (cantante y compositora irlandesa) que aporta paz y serenidad. 


He visto que algunos de mis visit@ntes han venido buscando la hermosa leyenda de los tres árboles.
Debo aclarar que si bien se le atribuye a Giovanni Papini, su autor es desconocido. Se trata de una leyenda.
No obstante, esta historia ha sido ilustrada y publicada por Angela Elwell  Hunt, una escritora cristiana, norteamericana. 
Por cierto, agradeceré infinitamente si algun@ de mis distinguidos y amorosos lectores puede aportar más información. 
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Historia de Tres Árboles


Había una vez en la cima de una montaña tres árboles pequeños. Estaban de pie y soñaban con lo que ellos querían ser cuando crecieran. El primer arbolito, mirando a las estrellas que centellean como los diamantes dijo: “Yo quiero ser cubierto con oro y lleno con las piedras preciosas. Yo seré el cofre del tesoro más lindo en el mundo!“
El segundo arbolito miraba un arroyo que fluía en su camino al océano. entonces dijo: “Yo quiero ser una nave poderosa. Yo quiero viajar por las aguas y llevar a los poderosos reyes. Yo seré la nave más fuerte en el mundo!”
El tercer arbolito miraba hacia abajo, en el valle dónde los hombres y mujeres ocupados trabajan en un pueblo. “Yo no quiero dejar esta cima en absoluto”, dijo. “Yo quiero crecer tan alto que cuando las personas se detengan para mirarme, ellos levantarán sus ojos al cielo y pensarán en Dios. Yo seré el árbol más alto en el mundo!”





Los años pasaron. Las lluvias vinieron, el sol brilló, y los arbolitos crecieron altos. Un día tres leñadores subieron la montaña.
El primer leñador miraba el primer árbol y dijo, “Este árbol es bonito. Es perfecto para mí”. Con un descenso súbito de su hacha brillante, el primer árbol cayó. “Ahora yo me convertiré en un lindo cofre”, pensó el primer árbol. “Yo sostendré un tesoro maravilloso.”

El segundo leñador miraba el segundo árbol y dijo, “Este árbol es fuerte. Es perfecto para mí.” Con un descenso súbito de su hacha brillante, el segundo árbol cayó. “Ahora yo navegaré por las aguas poderosas”, pensó el segundo árbol. “Yo seré una poderosa nave para los reyes!“

El tercer árbol sentía que su corazón se destrozaba cuando el último leñador lo miró. Estaba de pie erguido y alto, mirando valientemente al cielo. Pero el leñador nunca miró hacia arriba. “Cualquier tipo de árbol es bueno para mí”, murmuró. Con un fuerte hachazo, el tercer árbol cayó al suelo.

El primer árbol se regocijó cuando el leñador lo trajo a la tienda de un carpintero, pero el carpintero ocupado no estaba pensando en cofres para tesoros. En cambio sus manos trabajaron para transformar el árbol en una rústica caja de alimento para los animales. Este lindo arbolito no se cubrió con oro, ni se llenó con tesoros. Ahora él estaba cubierto con aserrín y lleno con el heno para los animales hambrientos de la granja.

El segundo árbol sonrió cuando el leñador lo llevó a un astillero, pero ninguna nave poderosa estaba siendo proyectada para ese día. En cambio, el árbol una vez fuerte, fue martillado y aserrado y convertido en un simple barco de pesca. Demasiado pequeño y demasiado débil para navegar por un océano o incluso un río. Él fue a un pequeño lago. Cada día él traía cargas de peces muertos y malolientes.

¿Y el tercer árbol? 
El tercer árbol estaba desconcertado cuando el leñador lo cortó en vigas fuertes y lo dejó en el almacén de maderas. 
¿Qué pasó con el que una vez fuera un altísimo árbol? 
Se dijo para si: “Todo lo que yo quise hacer en la vida era estar en la cima del monte y mirar a Dios”

Muchos, muchos días y noches pasaron. Los tres árboles casi se olvidaron de sus sueños. Pero una luz de estrellas doradas llegó sobre el primer árbol. cuando una mujer joven puso a su bebé recién nacido en la caja de alimento para animales. “Me gustaría poder hacer una cuna para él”, susurró su marido. La madre apretó su mano y sonrió cuando la luz de las estrellas brillaba en la madera lisa y fornida. “Este pesebre es bonito para nuestro pequeño Jesús”, dijo. Y de pronto el primer árbol supo que él estaba sosteniendo al tesoro más grande del mundo.



Una tarde, años después, un viajero cansado y sus 12 amigos entraron muy apretados en el viejo barco de pesca. El viajero se durmió calladamente cuando el segundo árbol navegó por el lago. Pronto se levantó una fuerte tormenta que tronaba y azotaba. Los 12 hombres comenzaron a gritar y a temer que iban a perecer. El árbol tiritaba. Él supo que no tenía la fuerza para llevar a tantos pasajeros con seguridad a través del viento y la lluvia.
El hombre cansado despertó. Se puso de pie, estiró su mano, y dijo: “Paz”.  La tormenta se detuvo tan rápidamente como había empezado. Y así el segundo árbol supo que él estaba llevando al verdadero Rey, al Rey del cielo y de la tierra.



Un poco después, en una mañana de viernes, el tercer árbol se sobresaltó cuando sus vigas fueron sacadas a tirones de la pila olvidada. Se sobrecogió cuando fue llevado a través de una enojada y burlona muchedumbre. Se estremeció cuando soldados clavaron las manos de un hombre en él. Se sentía feo, tosco y cruel.
Pero el domingo por la mañana, cuando el sol salió y la tierra tembló con alegría, el tercer árbol supo que el amor de Dios había cambiado todo.



Había hecho el primer árbol hermoso.
Había hecho el segundo árbol fuerte.
Y cada vez que las personas recordaran el tercer árbol, ellos pensarían en Dios.
Eso era mejor que ser el árbol más alto en el mundo. 




3 comentarios:

Edelia's Club dijo...

Bonito cuento. No lo conocía.
"Nos sentaremos juntas y escucharemos villancicos". Qué graciosa eres, me has hecho reir. Me siento tan identificada con tu pensamiento, que seguro que pasaríamos un buen rato juntas. Qué pena que ese "charco" que nos separa sea tan grandote.
¡Un abrazo con cariño, ese sí puede cruzar los océanos!

Con Claridad dijo...

Me parece muy bien que te rías. Eso sólo le da eco a mi “profecía".
Aquello de tu “charco” no me quita el sueño. Nada que una “máquina voladora” no pueda solucionar.

Querida amiga, eres muy linda!

Celso dijo...

Sublime relato...no puedo agregar un comentario que esté a la altura de su belleza...

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