"Sal al bosque, sal enseguida.
Si no sales al bosque no
ocurrirá nada
y tu vida no empezará jamás"
C. Pinkola Estés
Margaret Tarrant 1888 - 1959 |
Caperucita roja es uno de los
cuentos más conocidos universalmente.
Existen
cientos de versiones y adaptaciones de este cuento, en la literatura, música,
pintura, ilustración publicitaria, etc.
Surgió de la tradición oral y
fue divulgado inicialmente por Charles Perrault (1697) y posteriormente Los
Hermanos Grimm (1812) lo popularizaron.
Hay versiones más recientes que sorprenden por su creatividad y hasta con algunos toques de humor y erotismo. Incluso hay una versión donde escuchamos al Lobo Feroz contar su versión de los hechos. El autor es Lief Fearn y "El Lobo calumniado". Allí se nos dice que el lobo fue acusado injustamente cuando una niña, con su cabeza cubierta con un capuchón rojo, comenzó a robar flores en el tranquilo bosque que él habitaba. El lobo contactó a la abuela y juntos decidieron darle una lección a la niña, pero la niña se asustó mucho con los gruñidos del lobo y cuando llegó el leñador, el lobo comprendió que debía escapar por su vida. La abuela nunca contó la verdad, pero todos sabemos que "ningún lobo puede comerse a una niña".
Hay versiones más recientes que sorprenden por su creatividad y hasta con algunos toques de humor y erotismo. Incluso hay una versión donde escuchamos al Lobo Feroz contar su versión de los hechos. El autor es Lief Fearn y "El Lobo calumniado". Allí se nos dice que el lobo fue acusado injustamente cuando una niña, con su cabeza cubierta con un capuchón rojo, comenzó a robar flores en el tranquilo bosque que él habitaba. El lobo contactó a la abuela y juntos decidieron darle una lección a la niña, pero la niña se asustó mucho con los gruñidos del lobo y cuando llegó el leñador, el lobo comprendió que debía escapar por su vida. La abuela nunca contó la verdad, pero todos sabemos que "ningún lobo puede comerse a una niña".
Margaret Tarrant 1888 - 1959 |
He elegido para compartir el cuento en la versión
de Clarissa Pinkola Estés, de su libro “Mujeres que corren con los lobos”. Y es
significativo que ella lo ubique en el capítulo final (16) del libro, con el
mismo nombre del cuento “La pestaña del lobo”. Me gusta porque ella le da un
giro hacia la madurez emocional; pero los cuentos son para disfrutarlos y dejar
que comiencen a resonar en las cuerdas de nuestro propio corazón.
La Pestaña del Lobo
Clarissa Pinkola Estés
-No
salgas al bosque, no salgas por favor- dijeron ellos-
-¿Por
qué no? ¿Por qué no tengo que salir al bosque esta noche? Preguntó ella.
-En
el bosque hay un enorme lobo que se come a las personas como tú. No salgas del
bosque, por lo que más quieras.
Pero
naturalmente, ella salió del bosque y, como era de esperar, se encontró con el
lobo, tal como ellos le habían advertido.
-¿Lo
ves? Ya te lo decíamos, graznaron.
-Esta
es mi vida, no un cuento de hadas, replicó ella, hay algo que me dice que tengo
que salir al bosque porque sino jamás ocurrirá nada.
Pero
el lobo que ella encontró había caído en una trampa, se le había quedado la
pata prendida en un cepo.
-¡Socorro!
¡Auxilio! Gritaba el lobo. ¡Ayúdame y te daré recompensa!
¿Y
como se yo que no me vas a hacer daño? Le preguntó ella.
-Mala
pregunta; dijo el lobo. Tendrás que confiar en mi palabra. Solo hay una
pregunta que merece la pena hacerse. ¿Está el alma?
Y
entonces ella corrió al riesgo, abrió la trampa, sacó la pata del lobo y la
envolvió con hierbas. Pero, como había leído demasiados cuentos, exclamó:
Bueno, ahora ya puedes matarme, terminemos esto de una buena vez.
Pero
no fue eso lo que ocurrió. Porque el lobo se arrancó una pestaña y se la
entregó diciendo: “Úsala y procura ser sabia”, de ahora en adelante sabrás
quien es bueno y quien no lo es tanto. Mira a través de mi ojo y lo verás todo
con mas claridad.
Y
así ella regresó a la aldea alegrándose de estar viva. Y esta vez cuando ellos
le dijeron “quédate aquí” “haz lo que te digo” “di lo que yo quiero que digas”,
ella tomó la pestaña del lobo y miró a través de ella y vio sus motivos tal
como jamás los había visto.
Con
esa nueva visión no solo vio al astuto y al cruel, sino que el corazón se le
hizo grande, pues miraba a las personas y las volvía a calibrar gracias al don
que le había otorgado el lobo al que ella había salvado. Y vio a los buenos,
vio la perplejidad por debajo de la cólera, vio amor en los ojos de los tímidos
y sufrimiento en los callados. Vio necesidad en el hombre sin palabras y fe en
lo mas hondo de la mujer que decía no tenerla.
Vio
todas las cosas verdaderas y todas las falsas. Las que iban contra la vida y
las que iban a favor de la vida. Vio todas las cosas que podían verse a través
de los ojos de aquel que pesa el corazón con el corazón y no solo con la mente.
Así descubrió que era cierto lo que dicen, que el lobo es la más sabia de las
criaturas y que cuando este aúlla en realidad esta preguntando donde está el
alma. “Sal al bosque, sal enseguida. Si no sales al bosque no ocurrirá nada y
tu vida no empezará jamás. Sal al bosque, sal enseguida…”
Walter Crane 1845 - 1915 |
Jessie Willcox Smith 1863 - 1935 |
Cathy Delanssay sitio |
John Everett Millais 1829 - 1896 |
Nadezhda Illarionova referencia |
Isabel Oakley Naftel 1832 - 1912 |
William M. Spittle 1858 - 1917 |
George Sheridan Knowles 1863 - 1931 |
lámina vintage desconozco el autor |
Carl Offerdinger |
Jennie Harbour 1893 - 1959 |
Carl Larsson 1853 - 1919 |
Galia Zin'ko |
Amy Bates sitio |
4 comentarios:
Afortunadamente la vida está llena de historias mágicas que esconden tanta sabiduría, y por más finales inesperados que tengan, merece la pena vivir.
Un abrazo, querida amiga.
Es increíble cómo los cuentos nos conducen a nuestro interior. Nos llevan a la reflexión y al aprendizaje casi inconsciente.
Caperucita Roja podrá tener muchas versiones e interpretaciones pero sigue allí, es nuestra amiga...
Un abrazo querida Eva
Pero bueno ¡esto es precioso!, sal al bosque...y la carta de amor... y descubrí, por casualidad arriba, la noche estrellada de van Gogh, he disfrutado mucho. ¡Gracias!
Un beso muy fuerte, querida Clarissa.
Gracias querida Rosita por tu visita.
Es una gran alegría que disfrutes con estas cosas que a mi me gustan, me inquietan, me deslumbran o me sorprenden; que son las razones por las cuales las comparto.
Un abrazo grande muy grande
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