Cuando veo tus cielos
obra de tus dedos
la luna y las estrellas que Tu formaste,
digo - "¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria?"
Libro de Salmos
Hello Moon - fuente |
Willy Pogany, 1882-1955 |
LAGRIMAS
DE ORO
Ricardo
Nieto
Una
noche, Jesús, meditabundo,
con sus
ojos tan grandes y tan tristes,
entre
las sombras contemplaba al mundo.
La
obscuridad en torno se extendía
como una
mancha de carbón, y el cielo
un
inmenso sudario parecía.
Y al
contemplar la ingratitud humana,
más
negra que la noche, más obscura
que las
misma tinieblas, con tristeza,
con
profundo dolor, con amargura
inclinó
sobre el pecho la cabeza
y
lloró…,lloró mucho….
Lentamente
Jesús abrió los ojos,
esos
ojos tan grandes y tan tristes,
que
parecían llorar eternamente,
y al
mirar en la bóveda sombría,
semejante
a un obscuro terciopelo,
se
secaron sus lágrimas… ¡Había
un
enjambre de estrellas en el cielo!
6 comentarios:
Bonito poema, bonitas imágenes. Clarissa, tienes una sensibilidad exquisita y las cosas que traes a tu blog gozan siempre de esas mismas cualidades. Cuánto me alegro de haberte encontrado en la red. Gracias, amiga. Un abrazo en la distancia.
Querida Edelia, muchas gracias por tus amables palabras.
Es una inmensa alegría compartir este espacio y encontrar personas como tú que también lo disfrutan. Creo que así se va construyendo el circulo de la comunicación.
Gracias querida amiga.
Un gran abrazo!
Linda entrada Clarissa. Siempre que en una misa dominical u otro evento oigo a los feligreses decir "..Creador del Cielo y la Tierra..." y a veces directamente "...Creador del Universo..." me pregunto cuanta conciencia tienen de lo que están diciendo. Dados los conocimientos que hoy poseemos sobre el cosmos, la obra de "crear el Universo" resulta tan inconmensurable que aplasta la razón. Si los orantes tomaran clara conciencia de lo que dicen ¡vaya temor de Dios que tendrían! Las cosas serían diferentes.
En cuanto a mí, como siempre, me has hecho recordar momentos antiguos, cuando tirado de espaldas sobre el pasto o en lo alto de una pequeña torre, lejos del brillo de las luces de la ciudad, contemplaba el cielo estrellado a esa hora en que hacia el poniente aun el cielo tenía algún color. Las estrellas eran enormes y brillantes, las Nubes de Magallanes se notaban claras y a veces la Luna aparecía como un enorme disco anaranjado tras las copas de los árboles. De vez en cuando un meteorito venía a morir en la alta atmósfera dejando su rastro de luz o un satélite seguía su curso interminable. Siempre tuve la sensación de que si daba un gran salto me hundiría de cabeza entre las estrellas. Ahora, más citadino, contemplo menos las estrellas que parecen haberse alejado...
Un cariñoso abrazo...
W.-
El cielo aun conserva su misterio, y esa belleza que sobrecoge.
Levantar la cabeza, volver la mirada hacia la inmensidad nos sitúa en el orden divino y nos brinda la posibilidad de encontrarnos con la huella de Dios.
El cielo, nuestro techo natural, es un espacio que guarda tantos secretos, dispuestos para los ojos translúcidos del alma.
El Apocalipsis promete un “cielo nuevo y una tierra nueva”, sin duda imposibles de ver con estos ojos saciados de arrogancia, perdidos en algún pliegue de auto referencia.
El salmista dice "Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos", pero si no hay un oído atento o un ojo dispuesto, esa voz se confunde con nuestra propia voz interior o con la inmensa cantidad de voces que se alzan para llamar nuestra atención.
En fin, el cielo, la luna y las estrellas aun nos pueden devolver un íntimo sentimiento de serena eternidad.
Un abrazo cariñoso, Sr W
¡Qué linda poesía de Ricardo Nieto!
Tagore decía,"si de noche lloras por el sol las lágrimas no te dejarán ver las estrellas".
Sobre el Salmo, creo que su final dice exactamente así: " ¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria?".
Un abrazo.
:)
Que hermoso comentario Doña Eñe!
Y gracias por la observación!
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